-<p>Pero la libertad del usuario no siempre surge de la libertad del software. De hecho, como el software libre ha crecido en importancia económica y política, ha atraído la atnción de algunos que desean recoger los beneficios del software libre a la par que mantener a los usuarios restringidos y dependientes.</p>
+<p>Pero la libertad del usuario no siempre surge de la libertad del software. De hecho, como el software libre ha crecido en importancia económica y política, ha atraído la atención de algunos que desean recoger los beneficios del software libre a la par que mantener a los usuarios restringidos y dependientes.</p>
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+<p>Google, Facebook, y otros titanes de la economía web han construidos sus negocios sobre el software libre. Y no son meros oportunistas en su uso de este recurso; en muchos casos, estas empresas comparten libremente al menos parte del código que utilizan en sus servicios, e invierten recursos sustanciales en crear y mejorar ese código. Cada usuario de un servicio de red de «software libre» puede tener una copia del software que permite las cuatro libertades de la FSD. Pero a menos que esos usuarios hagan funcionar ese servicio ellos mismos – algo que puede ser técnica o económicamente no factible – los usuarios quedan a merced de la empresa que utiliza su copia. El «software como servicio» («Software as a Service» o SaaS) – o el software proporcionado a través de «la nube» – es totalmente compatible con la idea de un software que es libre. Pero en tanto los usuarios del servicio no pueden cambiar el software o usarlo como deseen sin permiso y vigilancia de su proveedor de servicio, los usuarios del software como servicio son al menos tan dependientes y vulnerables como lo serían si el código fuera cerrado.</p>